En el primer periodo académico algunos educandos tuvieron in-suceso en las asignaturas; cuando se les pregunto la causa por la cual habían perdido estas materias, dijeron: Por descuido, por falta de atención, por pereza, por ver mucha televisión, por no repasar en casa, por no tomar apuntes, por distracción. En una valoración exhaustiva, todos esos argumentos concluyen que se debe a FALTA DE RESPONSABILIDAD.
Hablando con los padres, la gran mayoría esta de acuerdo en que se le exija a cada estudiante, pues ellos quieren personas competentes, con calidad educativa. Han visto como cada vez las normas del ministerio de educación están favoreciendo la mediocridad, el facilismo, la promoción automática. Los padres desean que el nivel de exigencia se eleve en el colegio.
Nuestra labor debe ser conjunta, por un lado usted como padre, madre o acudiente va a propiciar los espacios formativos desde el hogar para disponer a su hij@s en el manejo de la responsabilidad y nosotros desde la institución estaremos sensibles a elevar los niveles de exigencia de tal forma que se logre llegar a los propósitos compartidos por ambos.
Desde los primeros años fomente espacios normativos y reglas claras que permitan a su hij@ construir la responsabilidad y disciplina : horas de acostarse, ver televisión, visitar familiares, llamar por teléfono, levantarse, consumir alimentos, jugar, salir a la calle entre otros, valla modelando y encausando la energía interna de su hij@ en algo útil valioso y productivo.
Los errores que se cometen más frecuentemente a la hora de disciplinar son:
Consentirlo
Dejarlo hacer lo que quiera
Exigirle un comportamiento maduro cuando aún no esta preparado
Pasar de un extremo a otro
Los hij@s necesitan saber las consecuencias de sus actos, incluyendo como se sientan los demás. Deben tener también la oportunidad de explicar sus actos a los padres o maestros. Tales intercambios colaboran en el desarrollo del sentido de la responsabilidad por la conducta propia. A largo plazo, el entendimiento que tiene de la situación determina la conducta autorregulada.
Si nos doblegamos a los caprichos de los hij@, ellos no tienen que responsabilizarse de su conducta ni considerar los sentimientos o necesidades de los demás, no podrán aprender a ponerse de acuerdo ni ha llegar a tratos justos; no sabrán como relacionarse y se sentirán incapaces. Ceder a los reclamos, gritos, llantos o ruegos del hij@ y cambiar nuestras decisiones para satisfacer sus deseos los tendrá contentos por un rato, pero en el fondo nos perderá el respeto y no se sentirá ni cuidado ni protegido. Los hij@s no sólo admiten nuestra autoridad sino que la buscan y la provocan. Cuando no encuentra límites, se vuelve cada vez más desafiante: necesita probar hasta donde le permitimos llegar.
Se debe tener siempre presente que el al disciplinar debe encontrarse un equilibrio entre la personalidad del hij@ y el estilo de parentalidad que envuelve a la familia; ya que cada hij@ es único e incluso en la misma familia no podemos aplicar la misma disciplina a niños diferentes.
aparte tomado de: http://www.espaciologopedico.com/articulos2.php?Id_articulo=565